viernes, 18 de diciembre de 2015

Star Wars: el despertar de la vieja y exitosa fórmula (crítica sin spoilers)


Star Wars: el despertar de la fuerza es emoción pura -de piel de gallina y ojo aguado- desde el preciso momento en que arranca la banda sonora y el prólogo corre inclinado sobre el infinito espacio para actualizarnos sobre lo acontecido treinta años después de la destrucción de la segunda Estrella de la Muerte. Y del último aliento de Darth Vader.

Las pistas son pocas y claras: el tiránico Imperio Galáctico ha cedido el paso a la Primera Orden, la Resistencia se mantiene en pie de lucha al mando de la veterana General Organa (que no es otra que la princesa Leia, ¡qué ganas de verla!) y el misterio sobre el paradero de Luke Skywalker que se advertía en todos los tráilers permanecerá a lo largo de los 136 minutos de esta entrega.

Con nuevos personajes que pronto ganan nuestra simpatía (como el adorable BB8 en forma de balón, mucho más expresivo que el icónico R2D2), buen ritmo e impecable puesta en escena, la séptima entrega de Star Wars al mando de J. J. Abrams ha optado por seguir la vieja y exitosa fórmula de la trilogía original (episodios IV, V y VI).

De ahí que tantas escenas nos parezcan ya vistas. "Esto ya lo vi en tal episodio", notará el espectador. ¿Y es que para qué inventar? Como en la vida real, la historia tiende a repetirse. Cambian los roles, pero el mito original se mantiene. Más que reinvención, lo que ha logrado Star Wars es una buena copia de sí misma que los fans sabrán agradecer. Y es que descaches de la segunda trilogía como el personaje Jar Jar Binks ya no se permiten. Aquí se ido a la fija para no equivocarse.

Así pues, El despertar de la fuerza resulta tan profundamente evocadora para los viejos fans, como estimulante para las nuevas generaciones y recién iniciados en la saga de ciencia ficción más exitosa de todos los tiempos, que ha vuelto cargada de sorpresas, agradables y amargas por igual.

El camino ha quedado allanado para nuevos episodios en los que elementos mágico-religiosos como la fuerza (el bien) y el lado oscuro (el mal), y nociones políticas como el imperio y la rebelión, seguirán brindando las mismas emociones de hace 38 años cuando la primera Star Wars (1977) nos cautivó con los jóvenes Luke Skywalker, la princesa Leia, Han Solo y los demás con los que hoy nos reencontramos. 

Si las próximas entregas van a ser como El despertar de la fuerza, ¡larga vida a Star Wars!