El cantante vallenato Silvestre Dangond acompañó este miércoles el lanzamiento de su nuevo disco La novena batalla con una candente polémica en las redes sociales por cuenta de la estética militarista que muestra esta nueva producción discográfica y su estrategia misma de promoción.
En diferentes vallas de Valledupar aparecen el cantante y su acordeonero Rolando Ochoa vestidos con prendas militares y portando armas de combate, lo que ha sido mal visto por periodistas y usuarios de las redes sociales, no solo del Cesar sino de todo el país.
Consideran los detractores que tales imágenes fomentan la violencia y no son prudentes dada la realidad del conflicto armado del país, y más concretamente por esta región que durante décadas ha estado azotada por guerrilleros, paramilitares y hasta falsos positivos.
¿Silvestre Changón?
Las reacciones en las redes sociales no se hicieron esperar y en Eltiempo.com se puede ver un buen recuento de tuits que rechazan el uso de elementos militares para promover este disco.
"Hay maneras torpes de vender un cd y esta (digo torpe por inconsecuente, seguró será un exito, claro). Mientras lanza su disco nuevo le pide a sus seguidores (silvestristas les dice) que vayan de camuflado a las firmas de autógrafos. Ya el ejército sacó un comunicado recordando el uso privativo de esas prendas de cuenta de esta estrategia del cantantante vallenato. ¿Será que quiere pasar de Silvestre Dangond a Silvestre Changón?".
Estoy de acuerdo con Mosquera, pero ni modo. Silvestre se salió con la suya al poner su disco en boca de todo el mundo y muy seguramente le seguirá sacando el jugo a esta estrategia "rápida y furiosa", sin duda alguna provocadora cuando en nuestro país herido por la guerra se viene hablando de procesos de paz, fueros militares y otras cuestiones serias que no se deberían trivializar de esta manera.
Sería muy triste que los niños empezaran a pedir armas como juguete para verse igual que este ídolo musical. A sus papás les digo: mejor cómpreles un balón de fútbol aprovechando la fiebre de la clasificación al Mundial de Brasil... ¡Qué pereza la guerra y qué pereza las armas!