Es la pregunta que hoy muchos se hacen al ver por delante de la icónica tipografía de Vogue a la más popular del clan Kardashian, enfundada en un vestido de novia y abrazada desde atrás por su novio, el cantante Kanye West, con quien tiene una bebé de nueve meses llamada North West.
La propia y temida Anna Wintour, editora de la edición estadounidense de Vogue que inspiró la película El diablo viste a la moda, calificaba hace poco a Kim como "lo peor desde las sandalias con calcetines", es decir, la consideraba como lo más mañé de este mundo.

O simplemente se dejó convencer de Kanye West, quien quería cumplirle el sueño a su futura esposa de aparecer en la revista de moda más influyente del mundo y dejar callado a todo el mundo. Tanto BBC.com como El País de España sugieren esta posibilidad. Al parecer, el rapero ganador de 21 premios Grammy le suplicó a la inflexible editora, cosa que ella niega por completo. Asegura que fue decisión de la revista y no cedió a presiones.
A pesar de todo su dinero y de ser la consentida del canal E!, que por supuesto la defiende y nos la quiere meter por los ojos a toda hora, son muchísimos los detractores de Kim (yo no me la aguanto ni a ella ni a su familia) y quienes consideran que esta celebridad no se ha cultivado en nada realmente especial.
Kim es una mujer rica y famosa, lo cual no es (o no era hasta hoy) suficiente para aparecer en Vogue. O si no que lo diga la supermodelo Naomi Campbell, quien prefirió no opinar sobre el tema “porque soy una modelo y he trabajado durante 28 años, y cuando consigues una portada en Vogue es un hito en tu carrera. Es un gran logro. Soy una modelo ¿Qué puedo decir?”.
Expertos en moda le reprochan a la Kardashian su falta de glamour y caché, así que con ella parece aplicarse la popular e incómoda frase: "Aunque la mona se vista de seda, mona se queda". ¿Afectará esto a la prestigiosa Vogue o hace lo que le toca en estos tiempos donde lo más importante no es el talento?
Las fotos no están nada mal...