martes, 14 de octubre de 2014

Crítica de Annabelle: temida por fea y mal maquillada porque malvada no es


Evitaré la tentación de calificar a Annabelle como una película buena o mala. Diré simplemente que, al margen de lo taquillera que ha sido y la avalancha de tuits que ha generado en las últimas semanas, me pareció una película más del montón a juzgar por su argumento, que no cuenta nada nuevo en materia de posesiones demoníacas.

Me entretuvo, no lo puedo negar, y diría que está un poco por encima del promedio porque, no lo podemos negar, la mayoría de las películas de terror son pésimas. Pero Annabelle es efectiva y se le abonan los buenos sustos que produce en varias escenas. Es más: en la sala de cine más de una niña gritó cuando no había razón alguna para hacerlo. Y claro, eso produce risa.



¿Pero por qué Annabelle, que no ostenta grandes atributos cinematográficos, ha sido tan bien acogida por el público? Se explica por varios motivos y el primero es la leyenda que guarda la muñeca, que de hecho existe y descansa detrás del vidrio de una vitrina y con un cartel que advierte "peligro". Lea aquí la verdadera historia de Annabelle

Lo segundo es que ya la habíamos visto por primera vez en El conjuro (otra película muy taquillera) y queríamos saber más sobre ella, así que nos dieron gusto. Y tercero, es que la muñeca tiene un aspecto realmente aterrador: es fea y excesivamente maquillada, algo así como una mezcla de payaso asesino y estrella rubia en decadencia. He visto en la calle a varias muchachitas que se maquillan muy parecido y a lo mejor Annabelle disfruta parodiándolas, qué se yo...


Pero, en el fondo, y lo que más me inquieta, es que pese a su apariencia Annabelle no es realmente malvada. Alerta de spóiler (no siga leyendo si no quiere enterarse de detalles de la trama). Es decir, la muñeca no asesina a nadie y ni siquiera se mueve por sí sola. No es como Chucky que cogía un cuchillo y perseguía a la gente. No. Annabelle se queda muy quietecita en su silla y ni pestañea. La única pregunta que lo asalta a uno es cómo llegó allá o quién la puso en la silla, pero nada más.

Annabelle tan juiciosita y, sin embargo, todos le temen. Fea, mal arreglada y todo lo que usted quiera, pero ella es tan solo el medio o el vehículo de un espíritu maligno para asustar a las almas inocentes. Tan cierto es lo que digo que su dueña se esmera en organizarle el vestido y la vuelve a poner en su sitio. Annabelle, para que lo entiendan de una vez, no es más que otra víctima del demonio con cachos que se aparece por ahí.

Bastaría con lavarle la cara para quitarle esa porquería de colorete, cortarle un poco el cabello y ponerle un vestidito más moderno. Verán cómo la contratan para Toy Story 4, seguro que sí.